Las actividades artísticas de Eduardo Zelisco en la isla le llevan a la decoración de interiores con murales y pinturas, gracias a los que acaba siendo conocido por don Juan Picornell Rowe, quien en 1998 le pide que restaure para él el Palau Ca'n Ques en Palma.
Detalle del estado previo de la Sala Imperial. Hay que decir que el Palacio llevaba 60 años sin habitar.
Los desperfectos por goteras y humedades habían dañado seriamente los policromados, con formaciones salinas y deterioro general en todas las superficies.
todas las superficies estaban afectadas |
Debieron hacerse nuevos moldes con ayuda de los viejos y a veces sin ellos, con la sola guía de dibujos.
La recuperación de los colores fue especialmente tenida en cuenta, a partir de partes no afectadas por el paso del tiempo en tan penosas condiciones.
La aplicación del pan de oro a los renovados relieves supuso el broche final.
Con techos de 9 metros de altura los desperfectos se adivinan descomunales.
La Sala Azul supuso un reto extra, por tratarse de la sala que expone los lienzos del pintor mallorquín Nadal, adheridos a sus paredes, y que habían sufrido especialmente el paso del tiempo, con zonas rozadas, con jirones y zonas borradas que debieron ser repintadas siguiendo las técnicas y colores de la época de su creación.
En la Sala Salmón (por su color), hubo que rehacer prácticamente la mitad de un lienzo. Puesto que estaba quemado, al no haber fotografías de cómo era originalmente, Eduardo tuvo que echar mano de su imaginación, consiguiendo que armonizara con el resto del Palau.
El estuco veneciano y las pinturas en base a cal, utilizadas en la época, fueron los materiales y técnicas empleados en esta restauración.
fuente con mosaico descolorido |
La fuente del patio exterior había perdido vida y su mosaico apenas mostraba los colores originales.
Limpió la base y le dió una capa de fondo aislante para evitar fugas de agua.
Posteriormente y con ayuda de una pintura especial, para que resistiera al contacto con el agua, fue recuperando los dibujos con los colores originales. Una obra digna de un maestro.
Las piezas del mosaico debían pintarse una a una, recuperando los dibujos originales, a veces adivinando el original, y secarse aplicando calor para dar la resistencia al agua y a los productos químicos que pudieran emplearse en el mantenimiento.
estado final de la fuente |
No hay comentarios:
Publicar un comentario