El punto de partida era un local diáfano y vacío, de 3,80 x 15 metros. Zelisco debía convertir un “garaje” en un local de lujo, con buena exposición para joyería, estantes y paso cómodo para clientes.
En un primer boceto, el artista plasma sus ideas, ordenando elementos
en el espacio. Al dibujo sigue el preciso trabajo del ebanista.
Estantes, armarios y vitrinas hechos a mano, con acabados decorativos,
barnices, pátinas, y dorados. Estucos de tres tonos de color ocre a juego con
los colores de las vitrinas. El fondo de las vitrinas se acaba con masilla
color granate de Caravaggio. Esculturas y columnas en escayola patinados con
color ocre antiguo y otros elementos con dorados. La decoración interior de las
vitrinas se completa con elementos naturales mediterráneos.
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